jueves, 2 de abril de 2009

Una, Dos Y Tres

Es ciegamente rápido como pasa el tiempo, como un después se convierte en ahora, como algo se devora todo lo que recién humeaba a casero.

Todo lo marca una aguja, claro, la más larga, la que señala e indica. La 1, hija y nieta de 60 segundos, criada en el campo, en la lejanía del pueblo y encerrada en el túnel con su despertador. Toda su familia murió, lo cual sólo le queda pensar en el futuro porque ella es el presente.
Se concentra en su despertador y su primer minuto renace de su oído, toma aspecto de excusas y de almuerzos de ejecutivos.

Pasan 20 minutos y el futuro va creciendo, ahora el cuerpo de Una se va abriendo y algo con mas forma empieza a salir, tiene cabeza de edificio y un cuerpo largo y autoloso (son músculos de auto).

Cambios climáticos, monetarios y raciales fueron sucediendo hasta el minuto 55 en donde Una espera que este cuerpo pronto tenga nombre. Con bolsas de plástico cargadas de pingüinos sale Dos, un señor muy conocido y poco deseable.

Una y Dos se toman cariño cuando a los 10 minutos de la salida de Dos, Una lo ayuda con sus nervios al ver que una especie de nuez gigante le sale del ombligo.
A la media hora Dos no da más, cree entender al hombre embarazado y a los pocos que se siguen rehusando a lo Light porque ninguna publicidad los convence. Lo más raro es que lo que se desprende de Dos es algo pequeño, pero que arrastra como latas de recién casados a miles de cosas.

La hora no llega y mientras pasan los minutos, computadoras con aplicaciones cada vez más básicas se desprenden de sus dedos y celulares con aplicaciones que sólo un niño como Tres puede entender.