martes, 5 de febrero de 2008

arrimando la bocha

Qué es lo que nos hace seguir viviendo?, que pregunta tan encantadora y dramática al mismo tiempo.
Muchos, creo que la mayoría de nosotros, vive por una fantasía, un logro que queremos, que aún no pudimos realizar.
El resto, los más afortunados a mi opinión, ya lo encontró y vive para cuidarlo, sostenerlo y seguir alimentándolo.

Ayer estuve hablando con una mujer de 87 años, Amanda, que juega al tejo en cancha cerrada. Hace 50 años que practica, 35 profesionalmente y 15 en los Torneos Bonaerense para Jubilados.
Por lo que pude ver es bastante buena y eso que yo no entiendo nada de tejo en cancha cerrada. Jugué, si, de chica, un poco más chica, pero en la playa, por eso es que algo de ojo para críticas tengo.

Después de su séptimo arrime, noté que ya estaba cansada y seguramente necesitaría algo para hidratarse (de modo que aún no la conocía no me atreví a ofrecerle alguna bebida en especial).
Como no era de sospechar, me aceptó una cerveza y una charla larga y tendida en mesa redonda con agujero para sombrilla y una estampa de coca-cola desgastada.
Le comenté que yendo a pagar las cuentas me choqué con este club y, más particularmente, con ella. Me dio intriga, ternura y un compás de admiración verla jugar. Todo esto bastó para querer compartir un rato con ella, estaba muy interesada en lo que le pasó y le pasaba por esa cabeza llena de rulos hechos en casa que sólo con los años se puede aprender.

La anciana pensaba que era una especie de reportaje para alguna revista de deportes porque no paraba de comentar el encuentro que había tenido con ¨La Deportiva¨ en 1978 la vez que había ganado el campeonato nacional.

Me relató sus continuos fracasos antes de sentir las vibraciones en una laja redonda y lograr el rebote limpio y triunfante.
Una de sus más lamentables había sido no poder enseñarle a un elefante los pasos de baile de ¨La Macarena¨ con los pies y movimientos dibujados en el piso. Lo cual le impidió sorprender a su amor de toda la vida, Fausto, un pequeño y encantador hombre de circo.
Amanda miraba al piso y de vez en cuando daba pequeños sorbos, mientras me decía: “Yo elijo mis bochas, yo soy la que las lustro todas las mañanas mientras tomo mi desayuno. Ellas esperan que yo lo haga y yo deseo hacerlo”.

Como buenas damas, terminamos nuestro aperitivo y cada una siguió su rumbo.
Hxcbci------:..._=.:·...___....?¿..==ssaaa.....:=_-_-_-==
POR PROBLEMAS TÉCNICOS, NO VEO OTRA OPCIÓN QUE CONCURRIR A UDS.
POR FAVOR, DEJE SU FINAL.

No hay comentarios: