domingo, 22 de junio de 2008

Scrabble: 0 - Dana: 2

Hay momentos en los que me tengo que sentir segura. Necesito hacer cosas que tengan un fin lógico, un único fin, de los que no tienen variables. Que se que estoy buscando por algo, que en algún momento me va a salir, lo voy a encontrar.
Me gusta hacer esas cosas porque se que voy a resolverlo, que lo puedo hacer y cuando lo hago me siento bien, muy bien, porque pude, porque me puse una meta y llegué.
Creo que por eso me gustan las matemáticas. Tengo un reto, uno difícil, pero se que voy a llegar, aunque me cueste y tarde, se que hay algo esperándome del otro lado.
Con las palabras me pasa algo parecido, pero no las que tienen sonido, sólo las que se leen.
Las que se escuchan, me alteran un poco. A mi me gusta buscar la palabra exacta para el momento adecuado, que puede ser una sola o una recopilación que hagan a una frase.
Hablando no me pasa eso, por lo menos cotidianamente. Me quedo buscando esa palabra o esa frase y al rato me doy cuenta que el tiempo pasó, que la otra persona cambió de tema y que ya va a quedar descolgado decir lo que pensaba.

Una noche, antes de salir, estaba en un auto con amigos y vi algo que quería comentar, un cartel, de una banda de música que nos gusta a todos y tocaba dentro de poco, pero en ese momento estaban discutiendo para que lado hay que doblar y en que calle estábamos y si habría lugar para estacionar. Entonces me callé y no dije nada, y cuando hubiese podido ya había pasado, el cartel estaba a 4 cuadras más atrás y ahora estábamos deliberando cual era el sobrenombre adecuado para Pepo (para mi era ese).

Todo lo contrario me pasa cuando escribo. Me siento segura, es como un rompecabezas, hay que unir las palabras hasta que cobren sentido y para eso tenés todo el tiempo que quieras, podés probar estilos y borrar si no te convencen. Al mismo tiempo descubrir que decir (hay algo que aprendí y es que cuanto más tiempo pensás en algo, mayores son las posibilidades de que cambie y varíen para otro lado, que es lo que querías expresar pero lo tenías intrínseco, no te dabas cuenta de que estaba).

Tenía 8 años, había ido a la casa de unos amigos de mis papás y había visto un rompecabezas gigaaante puesto como cuadro, tendría 1000 piezas o más. Me levantaron de las 3 sillas en dónde estaba durmiendo y me dijeron: "Vamos a casa Dada". Desde ese momento, durante dos días, de lo único que le hablé a mi mamá fue de armar un rompecabezas gigante y que si ella quería me podía ayudar. Estuve toda una tarde (si se empieza a contar después de almorzar y antes de cenar) armando y probando, dando vueltas las piezas y encajándolas. Era difícil, pero sabía que cada una tenía un lugar, que me iba a quedar perfecto, como quería, porque había sólo un resultado y eso me hacía sentir segura.

Todo esto es una verdad, es lo que me pasa. Aunque en el medio hay pasos, que a veces uno se los saltea porque ya los tiene incorporados y otras que no, que prueba y examina, ve caminos posibles y llega a muchos resultados para luego elegir el que mas se adapte a lo que queremos y necesitamos.

Me acuerdo de ir los sábados a los bosques de Palermo, que me quedan a un par de cuadras de mi casa pero con las cortadas suficientes para infinitos caminos. Empecé probando derecho, después en zigzag, luego por pasajes, viendo a personas y su mañana, carteles extraños y negocios desconocidos. Hasta que encontré el camino que me hacía llegar como quería al parque, no lo se bien porque, pero me entretengo lo justo y necesario para estar con ganas y disfrutar del bosque.

Esos momentos son por los que mas paso, en donde me siento insegura, con muchos estados de ánimo, pero a la vez me divierto buscando entre cosas que me gustarían que pase. Dándole tiempo y paciencia a esa verdad asegurada.

3 comentarios:

Sugus verde dijo...

A veces siento que estoy siempre en el medio. Un constante camino, largo, con el sol siempre posando al final.

Constante gente alrededor felicitando y aplaudiendo lo que va a venir.

Pero por dentro tengo miedo. Cuando termine la parábola del hijo pródigo no sé qué va a pasar.

Anónimo dijo...

Yo creo que sería una muy mala idea, y veo que vos opinas lo mismo que yo. Pero al mismo tiempo quiero tener un recuerdo de ese encuentro. Peligroso. Un golpe de estado? Tanto no, pero que va a decir la prensa de mi? Ya tuve varios encuentros con Rial, no creo que me deje pasar esta.
Dana, cuento con tu apoyo físico, moral y espiritual. Prohibamos las fotos, por lo menos por una noche. Contratemos patovas que no permitan el ingreso de cámaras, que registren a todos los invitados. No a las sopresas del día siguiente.
Saludos
Te firma la chica que anoche hizo 15 preguntas que son cualquiera mal y las respuestas...ni te cuento. Preparate.

ciscópata dijo...

Cuantas más opciones hay, más chances tenemos de elegir el camino equivocado. Aguante.