Las paredes se convertían en cómodos asientos, la sed se saciaba por copitas llenas de algo dulce y el movimiento continuo provenía de pequeños vestiditos a 90 cm del suelo.
La música empezó a entonar, tal cual pasa en toda presentación de cualquier programa, y todos giraron como girasoles hacia la luz.
Despacio y con su cuello arrugado en alto entró. Cada movimiento venía acompañado; beso, paso, abrazo, paso. Su sonrisa llegaba hasta la encías y mostraba sus brillantes perlas de porcelana.
Sentada con todos sus dioses, decidió cortar su dieta de lechuga y más hojas verdes para degustarse con increíbles manjares, llenos de colores y calorías.
Tranquila en la carrera con sus compañeras y cuidada por sus amados, decidió sacarse el caparazón y decirme: “Me siento feliz, como cuando era chica”.
viernes, 5 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Manueliiita vivía en Rojaas...
Quedaran grabado en nuestra retina imagenes y sensaciones que corroboran que vale la pena vivir y pertenecer.Y lo único que queda es el amor.
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